En la mañana del 4 de Octubre de 1957 el mundo recibió una de las noticias más impactantes del siglo XX: por primera vez en la historia de nuestra civilización se logró enviar un artefacto al espacio exterior. El nombre del aparato enviado era Sputnik I que se convirtió en el primer satélite artificial creado por la humanidad. Lo increíble era que dicho satélite alcanzaba a duras penas el tamaño de un balón de básquetbol y pesaba sólo 183 libras, alcanzando orbitar una elíptica alrededor de nuestro planeta en 98 minutos. El impacto que tuvo el Sputnik sobre el desarrollo tecnológico en el resto del siglo XX es más que importante: se inició la carrera por el espacio que tendría su culminación a fines de la década de los 80´s. La entonces Unión Soviética había vencido a los Estados Unidos de Norteamérica en la lucha por colocar el primer satélite artificial, ahora la meta era ver quién colocaba al primer ser vivo en el espacio. Pero, ¿cuando es que se gesta la creación del primer satélite artificial? y ¿qué ganaban las potencias al poseer el liderazgo en la carrera espacial?, para ello debemos de entender cuál era el panorama mundial en la década de los 50´s; luego de poco más de quince años de finalizada la segunda guerra mundial existían dos potencias que luchaban por la hegemonía del mundo: Estados Unidos y la Unión Soviética. Dicha lucha implicaba aspectos políticos, económicos, culturales, deportivos y militares. Precisamente, luego del desarrollo de las bombas atómicas el poseer un satélite artificial implicaba tener la posibilidad de lanzamientos de misiles aire - tierra desde satélites artificiales, el Sputnik I creó en los países occidentales el temor creciente de una guerra nuclear sin escalas desde el cielo. |
Haz clic sobre la foto de arriba para escuchar la señal telemétrica recibida en 1957. (Formato WAV 110 Kb) Fuente: NASA |
Remontémonos a 1952, cinco años antes de que el mundo supiera de la existencia del Sputnik I, cuando el Consejo Internacional de uniones científicas estableció el Año Internacional Geofísico (IGY en inglés) desde el 1 de Julio de 1957 al 31 de Diciembre de 1958, debido a que los científicos conocían que la actividad solar en esas fechas tendría un pico. Debido a esto el consejo emite en Octubre de 1954 un llamado a los países del mundo estableciendo la necesidad de la construcción de satélites artificiales para realizar un mapeo de la superficie terrestre.
Los Estados Unidos toman la iniciativa, aparentemente, y en Julio de 1955 anuncian sus planes para lanzar un satélite que orbitará la Tierra durante el IGY e invitó a varios países para trabajar juntos en el desarrollo de dicho satélite. En Setiembre de 1955, el Laboratorio de Investigación Naval propuso el Vanguard como el representante elegido por los Estados Unidos durante el IGY.
Pero en Octubre de 1957 la Unión Soviética sorprende al mundo con la noticia del lanzamiento en órbita terrestre del Sputnik I, los ojos del mundo se tornan entonces a la ciudad de Moscú desde donde se informa al mundo de la sorprendente rapidez con la que los soviéticos lograron tal proeza. En Norteamérica los ciudadanos estadounidenses empiezan a pasar por una paranoia misilística, la posibilidad de que los rusos puedan enviar misiles desde satélites o puedan incluso desarrollar misiles tierra - tierra que viajen desde Moscú o desde la Siberia a las principales ciudades norteamericanas provoca la airada protesta de los norteamericanos. Y no es para menos, demostrando al mundo su desarrollo tecnológico los soviéticos envían nuevamente al espacio un segundo satélite artificial: el Sputnik II lanzado el 3 de Noviembre de 1957 con una sorpresa aún mayor y hasta ese instante sin precedentes: el Sputnik II llevaba a bordo un ser vivo; una perra llamada Laika.
La respuesta de los Estados Unidos recién adquirió la prontitud con la que debió de contar desde un inicio, el Departamento de Defensa americano anunció la aprobación de una partida especial para apoyar un proyecto paralelo al Vanguard: el Proyecto Explorer a cargo de Werner von Braun quien a la larga sería reconocido como uno de los científicos más renombrados de la carrera espacial. Es así como en Enero del año siguiente, 3 meses después del lanzamiento del Sputnik I los Estados Unidos de Norteamérica lanzan con éxito el Explorer I. Este pequeño satélite logra en su viaje al espacio detectar el cinturón de radiación magnética que rodea a la Tierra, posteriormente este cinturón recibiría el nombre de su principal investigador James Van Allen. El lanzamiento del Sputnik I ocasionó también de manera indirecta la creación de la Administración Nacional Aeronáutica y Espacial (NASA en inglés). así como de otros departamentos y oficinas especiales para el desarrollo espacial.
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